Urueña, un pueblo del medievo convertido en museo

El Rincón del Trotamundos.

Panoramica de Urueña

La ilustre villa de Urueña, se halla erguida sobre una atalaya de blanca arcilla, enmarcada por parajes de excepcional belleza, en la frontera entre los Montes Torozos y Tierra de Campos. La ciudad mantiene un sorprendente patrimonio cultural, legado de un pasado memorable y, de un presente prometedor, cuya muestra más relevante son sus museos, las murallas fortificadas por cilíndricos cubos, dos puertas de acceso y los decrépitos lienzos del legendario castillo, convertido en cementerio.

Tierra de Campos

Urueña se perfila a lo lejos sobre el páramo de Castilla, por donde se asoma con devoción a la Tierra de Campos, y lo hace desde un mirador privilegiado, al borde mismo del teso que se eleva bíblico en un mar de cereales. Sus almenas vigilan con ímpetu el infinito horizonte, por donde cada atardecer el Sol, antes de entregarse en los brazos de la tierra, arroja sobre los despoblados altiplanos, lenguas de fuego que irradian de color oro los maduros trigales y los rebaños de merinas que, como ejércitos en formación, acuden puntuales cada tarde, a refugiarse en el interior del recinto amurallado.

Urueña

En Urueña, el tiempo se halla detenido, este yace atrapado por las legendarias murallas, de más de ocho metros de altura, que como un inviolable cinturón aprieta todo el casco urbano. Los fornidos guerreros que hace siglos vigilaban desde las almenas y los torreones del castillo, vagan hoy, como fantasmas de piedra, por las desiertas calles, las troqueladas almenas y los tortuosos pasadizos, que se encargan de mantener viva la llama de los refranes y las intrigas palaciegas que en el interior de estos muros se urdieron, durante la desgarradora historia de Castilla. Las murallas y el castillo, que conocemos hoy, fueron levantadas durante el reinado de Sancho III el deseado, entre los siglos XIII y XIV, cuando la villa era frontera de un reino en disputa. Si bien se cree que las primitivas murallas fueron levantadas por los romanos. Tanto la ciudad como la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciada, situada en los extramuros del recinto, fueron declaradas en 1975 Conjunto Histórico-Artístico.

Urueña

La arquitectura de sus casas tiene un aspecto uniforme y guarda celosamente el trazado medieval, las calles son estrechas con pavimento de piedra guijarro. Las casas más humildes conservan los primitivos materiales de construcción, con adobe, barro y paja y el entramado de madera. Las viviendas pertenecientes a la nobleza son de piedra caliza y lucen en las fachadas majestuosos escudos. En su mayor parte los nobles, que vivían en estas casas, hace tiempo que las abandonaron y, emigraron a las grandes ciudades, por lo cual estas han pasado a ser ocupadas por valiosas colecciones de antiguos instrumentos de música popular, procedentes de todo el territorio peninsular. Dichas exposiciones, pertenecen a la Fundación Joaquín Díaz, que tiene su sede en la llamada Casona. Además de los instrumentos musicales, el lugar es la sede del Centro Etnográfico, especializado en tradición oral y todo lo relacionado con el mundo musical.

Murallas de Urueña

El  curioso viajero tendrá la oportunidad de, admirar en las salas del museo, un extenso muestrario de instrumentos y mecanismo musicales que fueron utilizados en el desarrollo de la música popular. En la planta baja de la Casona se encuentra una de las bibliotecas más importantes de Castilla León, con más de treinta mil volúmenes, relacionados con la música y otros temas populares.

Urueña

En un anexo de la fundación, recientemente, se ha abierto una nueva sala en la que se expone una colección de cerámica popular de Valladolid. En la exposición se exhiben una selección de sesenta piezas de cerámica de diferentes tipologías, reunida originalmente por el arquitecto Primitivo González.

La vega, Urueña

Dependiente de la fundación Joaquín Díaz, pero situado en otro edificio, que fué en su día una panera, se halla el Museo de Campanas. Este alberga una excepcional muestra de antiquísimas campanas, pertenecientes a la colección Quintana, propietarios de la antigua fundición de Saldaña (Palencia).

Fundación Joaquín  Díaz

Por fuera de las murallas, a escasos doscientos metros de la puerta de del Azogue, se encuentra, en una antigua panera, el aula de arqueología. En este recinto se exponen paneles y maquetas explicativas a cerca de la ciudad de Urueña, su evolución histórica, así como los restos arqueológicos hallados en la villa y sus alrededores.

Murallas Este de Urueña

Recientemente, se ha inaugurado en Urueña, un nuevo centro cultural. Se trata de un museo de instrumentos antiguos de música, provenientes de todo el mundo. Este se ha instalado, al igual que la fundación Joaquín Díaz, en una de las nobles casonas de la ciudad. Además de las valiosas colecciones expuestas en este nuevo museo, el centro cuenta con un estudio de grabación de música medieval, donde se a editado, recientemente en CD Los Romances del Cid, por Joaquín Díaz.

Texto murales, Urueña

El viajero que se acerca hasta la ciudad de Urueña, no debe marcharse de ésta sin recorrer sus calles, quizás tenga la suerte de tropezarse con alguno de los muchos rebaños de ovejas que entran o salen de la ciudad y, se dirigen a los campos, si tiene esa dicha, sabrá que esta estampa bíblica, es parte inseparable de la imagen actual de Urueña, que recuerda el medievo en Castilla.

Castilla de Urueña

Durante el atardecer, es casi obligado dirigirse hacia el extremo oeste de la ciudad, donde existe una escalera de piedra, por la que se accede a la parte superior de la muralla, pudiéndose recorrer cómodamente hasta llegar a un mirador, situado en el extremo más septentrional. Desde este almenado balcón, se puede contemplar durante la puesta de sol, cuando el astro cae frente a nosotros y el cielo se enrojece, uno de los espectáculo más bellos de la naturaleza. De una parte tenemos el pule, formado por trigales y barbechos que se extienden por la Tierra de Campos, de otra la majestuosa muralla que cercando el compacto caserío, da cobijo a la noble villa. con sus rincones y retorcidas callejuelas. Sobresale del conjunto, la iglesia de Santa María del Azogue, con su altivo campanario y recios torreones en cuyos salientes las cigüeñas se preparan para pasar la noche.

Urueña

Con los últimos rayos de sol abrasando las altivas almenas, nos acercamos hasta la puerta del Azogue, situada en la parte noroeste, ésta se halla defendida por una gran torre exterior, junto a los lienzos de la muralla, configurando así un estrecho pasadizo, difícil de franquear por el enemigo. Casi en la misma puerta se encuentra Santa María del Azogue. Este nombre se cree que, hace referencia a la existencia en el lugar de un antiguo mercado popular. Su construcción se inició a comienzos del siglo XVI y se concluyó allá por el siglo XVIII, de cuya época data la espadaña. Toda la iglesia esta edificada con sillares de caliza bellamente labrados.

Puerta de la Villa, Urueña

En el otro extremo de la ciudad y unida por una misma calle, se encuentra la llamada Puerta de la Villa. Esta se cubre con un arco apuntado que en su día contó con rastrillo y portones de madera. La puerta de la Villa mira al Sur desde donde se se tiene una espléndida vista del valle, allí los últimos rayos de sol inciden poderosamente sobre los blancos palomares que salpican el colorido de primavera en la bellísima Ermita de la Anunciada, de cuyos ábsides y sobrio cimborrio, emana una poderosa luz, que atrapa la mirada del viajero.

Campos de Torozo, Urueña

La tarde esta muy avanzada, por lo que es el momento de atravesar las murallas por la puerta de la Villa, y descender al valle para acercarse hasta Nuestra Señora de la Anunciada. El viajero se encuentra ante una insólita construcción del más puro estilo Románico Lombardo, del que existe en España, junto con Cataluña y el alto Aragón, donde este estilo es más frecuente. Las tierras de Valladolid fueron repobladas, durante el reinado de Alfonso VI (1065-1109) con gentes enviadas de Cataluña, por el conde de Urgel, yerno de Pedro Asúrez, mano derecha del Rey Alfonso VI. Es muy posible que entre ellos viniesen maestros cantero que hubiesen trabajado en iglesias catalanas.

Iglesia del Azogue, Urueña

Otra de las preguntas que el viajero se hará, es por qué se construyó dicha ermita en este sitio concreto. Algunos estudiosos confirman la existencia en el lugar de un antiguo monasterio mozárabe ya desaparecido. Lo que sí esta confirmado es que la ermita de la Anunciada, perteneció al real monasterio de San Pedro y San Pablo de Cubillas.

Murales, Urueña

La iglesia data de finales del siglo XI, y exceptuando los ábsides semicirculares que rematan las tres naves, con las que cuenta la ermita, Nuestra Señora de la Anunciada, es prácticamente de planta cuadrada. En el crucero, presenta una linterna de base, también cuadrada y octogonal en su remate.

Murallas Sur, Urueña

De lejos la ermita, apenas si llama la atención, pero a medida que nos vamos acercando y comprobamos el equilibrado volumen de su estructura y la forma en que esta se integra con el paisaje circundante, nos damos cuenta de que estamos ante uno de los conjuntos arquitectónicos más bellos y mejor conservados de toda la arquitectura castellano leonesa.

Paseo Rural, Urueña

De regreso al pueblo, y con la tarde a punto de decirnos adiós, nos damos una vuelta por la librería Alcaraván, para bucear entre sus estantes repletos de libros, y buscar algo que nos hable de la ciudad de Urueña, la antigüedad de sus monumentos y los sucesos más notables aquí acontecidos. Sin olvidarnos de los numerosos libros que sobre la tierra de Campos, los Torozos y en general de Castilla y León podemos adquirir en esta preciosa y acogedora librería, donde su amable propietario, además de vendernos libros nos puede aconsejar sobre otros lugares cercanos a Urueña, ricos en paisajes, historia y monumentos y como llegar hasta ellos. En Alcaraván, podemos adquirir los discos de música antigua que edita la fundación Joaquín Díaz, y también productos naturales de la tierra, miel, vinos o manzanilla….

Espadaña iglesia Azoque

Y para terminar la visita a esta entrañable y noble villa de Urueña, convertida en museo, qué mejor que regocijarnos con los fragmentos, que sobre esta tierra escribiese el poeta León Felipe, «Mía es la voz antigua de la tierra. Tú te quedas con todo y me dejas desnudo y errante por el mundo. Mas yo te dejo mudo… ¡mudo! y ¿cómo vas a recoger el trigo y a alimentar el fuego si yo me llevo la canción?.

Ermita de la Anunciada

INFORMACIÓN PRACTICA

Todos los museos, así como la valiosísima biblioteca, pertenecen a la Fundación centro etnográfico Joaquín Díaz: C/ Real, 4, 47862 Urueña (Valladolid) 983 71 74 72. Página web de la fundación Joaquín Díaz

Museo de campanas de la colección Quintana.

Museo del Gramófono: Paseo de Oriente. Tel. 983 717 381.

Museo de la Música de Luis Delgado: C/ Catahuevos, 10. Tel. 983 717 381. Página web del múseo

El museo presenta una abundante colección de instrumentos de todo el mundos.

Librería Alcaraván: C/ Real, 6, 47862 Urueña (Valladolid) 983 71 70 18.

Ayuntamiento. 983 71 44 45.

Oficina de Turismo: Plaza mayor, 1. Tel. 983 717 445.

Urueña

ALREDEDORES

Iglesia mozárabe de San Cebrián de Mazote.

Monasterio Cisterciense de la Santa Espina.

Embalse de la Santa Espina.

Ermita de la Anunciada de estilo romanico situada en vega.

Montes de Torozo, Urueña

Campos de cereal, Urueña

Urueña

Rebaño de ovejas

Ermita de la Anunciada

Palomares

Tierra de Campos

Urueña

Paseo de las murallas, Urueña

5 thoughts on “Urueña, un pueblo del medievo convertido en museo

  1. A veces una sola imagen o una sensación es lo que te queda de un viaje con el paso de los años. La primera foto de este reportaje coincide con el recuerdo que tengo en mi cabeza de Urueña: la ermita de la Anunciada entre los campos de trigo en una primavera ya avanzada. Porque a Urueña hay que ir en el mes de mayo, tener la suerte de que el viento agite los campos de cereal y ver desde la muralla esa imagen casi impresionista del rojo de la tierra y las amapolas, el verde de los trigales, el amarillo de las escobas… como tienes en otra foto.
    Para mi Urueña sobre todo es la iglesia románica de la Anunciada, una de mis favoritas por muchos motivos. La primera vez la ví con alguien que amaba la arquitectura, que tenía pasión porque comprendieras que hay belleza en el equilibrio de fuerzas de la estructura de una iglesia. También porque está integrada en la naturaleza, porque su estilo lombardo es diferente, distinto a lo que estamos acostumbrados a ver por aquí, por la elegancia de su alzado en ese juego de volumenes que crean los ábsides,las naves, el cimborrio… a pesar de ese horroroso ábside rectangular de la cabecera que alguien con ningún gusto ni sensibilidad construyó probablemente en el siglo XVIII, que afortunadamente queda oculto por un árbol en tu primera foto. Dentro, si no me engañan los recuerdos, cuando miraba hacia la cúpula había una sensación de luminosidad extraña porque no tiene muchas ventanas, haciendo que el espacio creciera hacia arriba…
    Y es que, como dices, aquí el tiempo se para, se detiene todas las tardes. A mí esa sensación sólo me ha pasado un par de veces. Una fue una tarde en la Fregeneda con la caída del sol viendo llegar a los rebaños de ovejas, en ese momento en que no es de día pero tampoco es de noche (y es que en los pueblos la noche es más oscura porque hay menos farolas) y te sientes tan bien que te gustaría que todo siguiera así para siempre. Aquella tarde me acordé de una película que me gusta mucho (es difícil de conseguir porque está descatalogada o ni siguiera ha estado en DVD): «Cristo se paró en Eboli» de Francesco Rosi, basado en el estupendo libro autobiográfico de Carlo Levi, al que Mussolini desterró en los años treinta a un pueblo perdido de la Lucania, esa región tan apartada y entonces pobre del sur de Italia a la que, como se refiere el título, ni siquiera llegó Cristo. al ver la pelicula ves como alguien encuentra la paz en el campo, como aprende una forma de vivir sencilla pero más humana, más solidaria en un medio natural al que a veces se teme pero también se respeta y se quiere. Y como encuentra «su lugar en el mundo» en el sitio que menos se espera.
    Como le pasó a León Felipe con Almonacid de Zorita, ese maravilloso, a pesar de la cercana central nuclear, pueblo de la Alcarria en la ribera del Tajo cuando escribió en aquella poesía: «Y a la luz de esta ventana vengo todas las mañanas. Aquí me siento sobre mi silla de paja y venzo las horas largas leyendo en mi libro y viendo como pasa la gente a través de la ventana. Cosas de poca importancia parecen un libro y el cristal de una ventana en un pueblo de la Alcaria y, sin embargo, le basta para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma. Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa cuando pasan ese pastor que va detrás de las cabras con una enorme cayada, esa mujer agobiada con una enorme carga de leña en la espalda».

  2. Es realmente majestuoso un recorrido sin ir fisicamente agradable y unico…sencillamente maravilloso y la historia..sinigual…gracias por mostrarme el mundo…muchas gracias.

  3. En unos dias podré contar algo sobre Urueña.
    Me gustaría que corrigiera un despiste que ha tenido fruto, imagino, de la abrumadora belleza del lugar.
    «Durante el atardecer, es casi obligado dirigirse hacia el extremo oeste de la ciudad, donde existe una escalera de piedra, por la que se accede a la parte superior de la muralla, pudiéndose recorrer cómodamente hasta llegar a un mirador, situado en el extremo más septentrional. Desde este almenado balcón, se puede contemplar durante la puesta de sol, cuando el astro cae frente a nosotros y el cielo se enrojece, uno de los espectáculo más—— ¿vellos?—– de la naturaleza. De una parte tenemos el pule, formado por trigales y barbechos que se extienden por la Tierra de Campos, de otra la majestuosa muralla que cercando el compacto caserío, da cobijo a la noble villa. con sus rincones y retorcidas callejuelas. Sobresale del conjunto, la iglesia de Santa María del Azogue, con su altivo campanario y recios torreones en cuyos salientes las cigüeñas se preparan para pasar la noche.»
    En breve comprobaré todo lo que le conmueve
    Gracias

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