La costa de Doñana, entre Matalascañas y Mazagón

Fotografía de Manolo Lopez

Dehesa de Abajo

La costa de Mazagón esta integrada en el Entorno del Parque Nacional de Doñana, y es la continuación, hacia poniente, de la línea litoral que baña el Atlántico, entre la desembocadura de los ríos Guadalquivir y Hayámoste. El entorno, es un mosaico de ecosistemas donde están representadas la mayor parte de las especies vegetales y animales de estas tierras sureñas: clima, paisajes, flora y fauna.

Cernícalo Primilla

Un territorio perteneciente al continente europeo, pero con una gran influencia africana que se deja sentir en todas y cada una de las especies que aquí habitan. La mayor parte del territorio es de origen fluvial, pues los suelos de esta parte de Huelva fueron colmatados por los sedimentos que aportarón los ríos que surcan el territorio, Guadalquivir, Guadiamar, Rocina y Tinto. Aunque fue el mar el protagonista de su formación y aun hoy lo sigue siendo, con las continua aportación hacia el interior de arena, junto con los vientos que llegan cargados de húmedad y erosionan la arenisca, formando hermosos acantilados.

Gamo

Un mosaico de naturalezas que alberga densos bosques de alcornoques que dan paso a zonas cubiertas por lentisco, brezos, romeros, tojos y sabinares, con zonas donde cabalgan las amarillas dunas formando inmensos cerros de arena. Los bosques de pino piñonero esconden caminos que discurren entre juncos, sabinas y ardiente arena, que llevan hasta las salvajes playas y los bellos miradores. Los lirios silvestres colonizan el curso de los caños, los humedales, y el cauce de los ríos, que yacen cubiertos por maraña de troncos y ramas de sauces y tamarindos.

Garza Imperial

Las dunas son uno de los espectáculos de la naturaleza más asombrosos de este territorio. Masas de arena empujadas por los vientos de poniente, que azotan el litoral Atlántico durante el invierno, se deslizan hacia el interior para quedar atrapadas por la vegetación, formando, una especie de cinturón natural. Dunas que avanzan lentamente, originando los llamados corrales, donde sabinas, pinos y acebuches, forman unos curiosos círculos donde estas especies buscan desesperadamente escapar de la tiranía de la arena. Este proceso que tiene lugar en la naturaleza desde hace milenios, ha posibilitado la formación de un hermoso paisaje que se extiende por la costa de Mazagón y el Parque Nacional de Doñana.

Haciendo honor

La ruta de la costa de Mazagón se inicia en las mismas instalaciones del Museo del Mundo Marino y continua por el Parque Dunar, donde se puede disfrutar de una inmensa panorámica de las playas del litoral onubense y de las verdes extensiones de pino piñonero que cubren parte del territorio costero de Mazagón.

El sendero está bien señalizado y es ideal para aquellas personas que desean realizar recorridos a pie o en bicicleta, pudiendo acortar o alargar la ruta, dependiendo de las condiciones físicas de cada cual o el tiempo del que se disponga, siempre en estrecho contacto con la naturaleza y en un entorno bien conservado.

La ruta discurre entre pinares viejos a pesar de que algunos tienen un escaso tamaño y a que estos se encuentran muy apretados unos contra otros, ello es debido al viento que en ocasiones sopla fuerte del interior del mar lo que no permite su excesivo crecimiento. Estos pinares se repoblaron a mediados del siglo pasado, con la intención de retener el avance de las duna, y posteriormente poder dedicar toda la franja litoral a urbanizaciones turísticas, cosa que por suerte no sucedió, por ello hoy podemos disfrutar de este espacio natural y su riqueza vegetal y paisajística.

Ostrero

En un cruce de caminos, nos encontramos con un chiringuito y un aparcamiento para coches, sobre la valla de madera que delimita el camino de las dunas, aparece un panel informativo que informa del inicio del sendero de la Cuesta Maneli y otras informaciones sobre el Parque Dunar.

La ruta alternativa de Cuesta Maneli, discurre por una pasarela de madera colocada para evitar la incomodidad que produce el caminar por la superficie arenosa donde los pies se hunden en la arena y resbalan en las pendientes. El sendero atraviesa toda la zona dunar, asciende por una ladera, en la que además de la arena crecen pinos, labiérnagos, camarinas, y algunas plantas aromáticas como el tomillo, y el romero, todas ellas, junto con la sabina, de aspecto cónico, se localiza al resguardo de los vientos salinos que provienen del interior del mar. Una vez en lo alto del cerro, comienza un acusado descenso que atraviesa la zona de los acantilados y baja hasta la playa del Asperillo. Situados en este paradisíaco lugar, emprendemos el camino de regreso a Matalascañas siguiendo la línea de costa y la sucesión de playas y pequeños caños de agua dulce que vierten al mar desde lo alto del acantilado.

Parque Nacional de Doñana

El camino principal continua hacia la población de Mazagón. Pasada la Cuesta Maneli, a la derecha del senderos principal, nos encontramos con una laguna colmatada (húmedal de la Jara) que se inunda sólo en épocas de abundantes lluvias, el resto del año permanece seca, a este tipo de lagunas, situada a los pies de las dunas, se les denomina «lagunas peridunares». En las zona más baja de estos húmedales, abundan los lirios amarillos y los juncos, plantas que necesitan humedad y que tradicionalmente se ha utilizado como techo para hacer chozas en el campo.

Garceta cangrejera

Pasado el húmedal el sendero continua hacia Mazagón, siempre entre bosques de alcornoques, pinares marítimos y matorral. En el interior de esta masas forestal, en época de poda, que suele coincidir con el invierno y principio de la primavera, los leñadores cuecen, en las humeantes carboneras, (montones  de leña tapados con tierra, el carbón vegetal que se utiliza en los fogones de los buenos restaurantes. Seguimos la ruta y pronto llegamos al arroyo del Loro, vadeamos este y continuamos pegados a una valla metálica, esta pertenece a la residencia de los Duques de Ahumada. A continuación esta el camping de Doñana, un gran espacio arbolado que alberga toda clase de servicios, para la acampada, con bungalow, piscina, espacios deportivos, mercado y restaurante. El camping disponer de un acceso a la playa del Loro, que aunque es un acceso restringido para los campistas, se puede utilizar si pedimos permiso.

Por La Rocina

Pasado el Camping el sendero continúa por los pinares, y el matorral adaptado a la sequía y las lluvias irregulares, apareciendo las aulagas, el romero y sobre todo el jaguarzo blanco, cuyas flores y hojas dan una tonalidad plateada a todo el conjunto.

En estos lares de la costa, desde principios del siglo veinte, se localizaban pequeños poblados temporales de veraneantes que construían chozas familiares de una forma más o menos ordenada y pasaban aquí el verano, disfrutando de los baños y el frescor de los pinares y de la agradable brisa del mar. Por el comino encontraremos alguna de esas construcciones que han sido restauradas recientemente.

Rocío

Seguimos caminando y pronto nos encontramos con un camino forestal que parte a la izquierda, si nos desviamos por este camino, en poco más de 400 metros estaremos en la cima de los acantilados. Una vez situado frente al mar, se podrá contemplar la espectacular línea costera, que se hace interminable a la vista y desde la que se divisan las urbanizaciones de Matalascañas y Mazagón. Asimismo desde este mirador natural se puede observar fácilmente la fauna costera, compuesta fundamentalmente por gaviotas y correlimos, aunque no es difícil encontrar en primavera grupos de zarapitos muy característicos por su pico largo y curvado hacia abajo, o algún halcón peregrine que tienen en esta zona arbórea su área de caza.

Punta Umbría

Las plantas, adquieren aquí un tamaño mucho más pequeño que en otras zonas del entorno de Doñana ya que se encuentran con unas condiciones bastante extremas dada su cercanía al salitre marino, los fuertes vientos y un suelo arenoso cada vez más empobrecido. Aquí se pueden apreciar las viboreras, el barrón, las clavellinas,  o la artemisia. En épocas pasadas existieron en la zona grandes enebrales desaparecidos por la sobre explotación que el hombre hizo de él durante décadas, para fabricar chozas o realizar ahumados en las almadrabas cercanas.

Después de contemplar este espectacular paisaje volveremos sobre nuestros pasos hasta conectar nuevamente con el sendero principal, y por éste a unos 700 m. se llega a una carretera asfaltada que lleva al poblado forestal, se cruza esta y más adelante nos topamos con un nuevo cruce que atraviesa de norte a sur, tomamos este para acceder al Parador Nacional de Cristóbal Colón.

Desde las habitaciones y los jardines del parador, situados sobre los acantilados, se tiene una esplendida panorámica de la línea de costa y la ciudad de Mazagón, con una impresionante vistas del mar Atlántico. Sentados en la terraza se disfruta de bellos atardeceres, cuando los arenales de las playas y los acantilados de arenisca, se tornan rojizos. Directamente de la terraza del parador salen una escaleras que descienden por los acantilados hasta la misma playas. También se puede bajar por una pista de tierra que baja por la pendiente del caño (arroyuelo) y nos sitúa en pena playa, frente al mar.

Pte. Romano de Niebla

Dejamos el parador y retornamos al camino principal, en poco rato estamos en el Camping de Mazagón, bordeamos este y bajamos hacia la playa donde tomamos la calle principal que discurre entre chalet, esta nos lleva directamente al núcleo urbano de Mazagón y al puerto, la zona más interesante de  este antiguo pueblo de pescadores hoy convertido en una urbanización turística estacional, carente de interés arquitectónico.

Niebla

Si hemos optado por retroceder desde el Parador de Turismo y volver a Matalascañas por la playa, el camino no tiene perdida, es seguir siempre la línea de costa, entre el mar y los acantilados. Este tramo del recorrido es un autentico regalo de la naturaleza, pues además de pasar por playas y parajes completamente solitarios, donde solo se ve la fauna costera, los coquineros y algún solitario bañista, tiene como aliciente el contacto con el mar y el caminar por la arena mojada de la playa.  Desde esta inmensa franja de arena, bañada por el mar Atlántico, veremos de cerca los acantilados de arenisca y si nos fijamos, observaremos como en estos aparecen líneas de diferentes colores que corresponden a distintos materiales que han ido formando los suelos de la costa. Destacan unas líneas negras formadas por material vegetal que aún no ha terminado de descomponerse al que se conoce como turba. También llama la atención algunas vetas que aparecen como mojadas y que en los periodos húmedos rezuman agua, permitiendo la existencia de especies de agua dulce como la caña y el tamarindo.

Canastera

Recostada sobre la arena mojada de la playa, observamos a lo lejos, la vencida silueta de la torre del Loro que se dibuja sobre el oscuro horizonte, esta yace partida en dos aguantando los embates del mar. Un lugar este de entrañable belleza en el que conviene detenerse. En los atardeceres, cuando los rayos del sol acarician el oleaje, y las paredes húmedas y decrepitas de esta torre medieval, el lugar adquiere un especial encanto. En este punto se encuentra el acceso por la playa al camping de Doñana.

Avetorillo

Pasada la torre del Loro, aun nos quedan varios kilómetros por recorrer por la playa del Asperillo, hasta divisar la torre de la Higuera, esta nos anuncia la cercanía de Matalascañas, final de esta ruta circular y del recorrido por la costa de Mazagón. Pasada la torre, comienza el paseo marítimo con sus clásicos chiringuitos, donde se sirven los marisco recién pescado en la mar, tomar una ración de pescado fresco es  la mejor recompensa que podemos darle al cuerpo y al paladar después de la larga caminata por los parajes de la costa de Mazagón.

Cigüeñas negras

INFORMACIÓN PRÁCTICA

Desde Sevilla y Huelva, por la N-431 y la A-49 (la autovía del Descubrimiento), con salida en Bollullos, pasando por Almonte, el Rocío y Matalascañas. Desde Huelva también se puede acceder por la C-442 hasta Mazagón y Matalascañas.

RECORRIDO: Salida Matalascañas, Museo del Mundo Marino. La ruta se puede hacer lineal, finalizando en Mazagón, 28 kilómetros,  5 horas. Circular, hasta el Parador Nacional y regresando por la playa, 40 kilómetros,  8 horas. También se puede hacer hasta la Cuesta Maneli, atravesando las dunas y regresando por la playa del Asperillo, 17 kilómetros, unas 4 horas. El recorrido en bicicleta se hace hasta Mazagón y vuelta por la playa, aprovechando la bajada de la marea.

GRADO DE DIFICULTAD: Dificultad ninguna. Si se decide hacer la ruta circular del Parador, la dificultad estriba en la distancia ya que tendremos que desandar el camino recorrido, aunque ahora lo haremos por la playa.

ÉPOCA RECOMENDADA: En cualquier época del año, las temperaturas en esta zona de la costa onubense son suaves  y agradables, si bien en otoño y primavera suele llover con frecuencia, en verano excesivo calor.

CONSEJOS: Conviene llevar agua, en el recorrido solo hay fuente en el camping de Doñana y en el Parador. Zapatillas cómodas para caminar por zahorra natural y arena. Un chubasquero para protegerse de la lluvia y gafas de sol.

MAPAS: Servicio Geográfico del Ejército, hojas 1.017, escala 1:50.000.

Morito

Más información

OFICINA DE TURISMO DE EL ROCÍO. Tel.955 77 79 56.

OFICINA DE TURISMO DE MAZAGÓN.Tel. 959 37 63 00.

PARQUE DUNAR. Avda. de las Adelfas, Matalascañas-Almonte. Tel. 959 44 80 86.

OFICINA DE TURISMO DE MATALASCAÑAS. Tel. 959 43 00 86.

En la zona no disponemos de ningún establecimiento de Turismo Rural ni empresas de Turismo de Aventura, por lo que no os podemos recomendar ninguno.

One thought on “La costa de Doñana, entre Matalascañas y Mazagón

  1. Excelente reportaje, sobre todo por unas fotografías espectaculares.

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