Teresa López Dóriaga
El Mont Blanc allá arriba, los balcones norte y sur, el Lago Blanco, el glaciar de Argentier y la Mer de Glace, Montenvers, el Dru y la Grandes Jorasses, Brevent y la Aigulle du Midi, el Nido del Águila… todo esto son los nombres que se te quedan grabados si pasas unos días de verano haciendo senderismo en Chamonix.
Esas son las cosas que se ven en las fotos de Manolo, las que no se ven son las carreras para llegar a la ducha con vistas, la emoción de vivir la salida y la llegada de la Ultra Trail, la impresión de ver por primera vez el Mont Blanc, el acojone de las escaleras metálicas bajando a la Mer de Glace, la sensación de estar en el punto de unión de tres glaciares o la tranquilidad de los helados por las noches.
Hay sitios que son espectaculares, hay sitios que son mágicos y los hay, como Chamonix, que son las dos cosas. No vayáis con prisa, id a disfrutar a cada momento, de la sensación de meter los pies en el Lago Blanco, de las panorámicas, de la amabilidad de la gente y ya veremos si no volvéis con el gusanillo de «el próximo verano estaré ahí arriba, haré cumbre en el Mont Blanc».
Un viaje que nunca olvidaré!Gracias por compartirlo con todos!un abrazo
Segun veia(y leia) iba teniendo diferentes sensaciones, pero resumiendo, parece un sitio encantador, aunque no tan facil como me contaban, pero seguro que inolvidable.El truco, como siempre, el ir a los sitios y disfrutar de ellos no solo ir de pasada.
A mi me encanto, se que volveré