El desierto de los castillos, al Este de Jordania

Qusayr Amra

El árido desierto del Este de Jordania, apenas alberga rastros de vida. Sólo infinitos paisajes undulados de piedras, cuya textura va cambiando con los kilómetros: campos de bloques, llanuras arenosas, extensiones negras, de sílex, todo ello cruzado por algún reseco wadi, por el que corre el agua durante alguna tormenta y donde crecen algunos arbustillos. Recorremos la carretera que une Amán y Baghdad. Cuando veo los indicadores que nos acercan a Iraq y cuando adelantamos los camiones iraquíes, no puedo evitarme acordarme, con vergüenza ajena, las ínfulas imperiales de aquel presidente cargado de complejos que padecimos hasta 2004.

Carretera a Irak

En el camino se van viendo una serie de caravasares, un tipo de pequeñas fortalezas, situadas unas de otras a la distancia de una persona caminando en un día, y que servía para proteger las caravanas de camellos que atravesaban el desierto para alcanzar Baghdad e Irán. Así vemos el Qasr Harraneh o Qasr Kharana, el Qusayr Amra, con sus baños e interesantes frescos bizantinos, Qasr Azraq, el castillo de basalto negro, donde Lawrence de Arabia, estuvo una temporada dirigiendo la revuelta árabe en 1917 o el Qasr Halabat, ahora en reconstrucción con la ayuda de la cooperación española. Asombrosos lugares.

Qasr Karanah

 Desierto

 Qasr Al Halabat

Marismas de Azraq

Qasr Al Azraq

Juan José Ramos Encalado

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