El Cabo de Gata, Entre el mar y los acantilados


En este mes de diciembre, cuando el que más y el que menos se tomará unos días de vacaciones, pues nos encontramos ya a las puertas de la entrada del invierno,  época ideal para disfrutar de la nieve y la montaña donde practicar la aventura, el senderismo o la caza fotográfica… En el Trotamundos hemos buscado algo diferente para pasar estos días, un lugar no muy alejado de la montaña y la nieve, pero donde las temperaturas suelen ser muy agradables en estas fechas del año.

En esta ocasión proponemos una ruta de senderismo por la costa en el Cabo de Gata, Almería, que incluye recónditas calas, playas con encanto y la soledad de los pueblos mediterráneos durante el invierno. En esta parte de la costa también se pueden practicar en esta época otras muchas actividades deportivas; piragüismo, bicicleta de montaña, vela, rutas acaballo, escalada y submarinismo, o tomar el sol viendo pasar el tiempo y disfrutando de la serenidad que ofrece la plenitud del mar en esta estación del año.

EL CABO DE GATA ES UN MONUMENTO INACABADO DE LA NATURALEZA, ESCULPIDO A GOLPE DE FUEGO, AGUA Y VIENTO, CON HERMOSAS ENSENADAS, PUEBLOS BLANCOS Y SALVAJES CALAS

El conjunto del sistema volcánico llamado de la Sierra de Cabo de Gata, constituye el complejo volcánico más importante de la Península Ibérica y del continente europeo, formando por alineaciones paralelas, de altitud media comprendida entre los 300 y los 491 metros del cerro de los Frailes situado en el centro del parque.

Hablar de la espectacularidad del paisaje del Cabo de Gata, nos obliga a hacer referencia a su naturaleza. El conjunto presenta una morfología variada y compleja como consecuencia de las diferentes fases del fenómeno volcánico, que se entremezclan con otros acontecimientos acaecidos en el litoral. Los materiales más frecuentes que encontramos en esta zona, son las rocas andesitas, bajo una estructura de conglomerado o colada. Barrancos o cóncavas de arenas fosilizadas que fueron sometidas a altas temperaturas, donde aparecen incrustados infinidad de restos fósiles: moluscos, vegetales y algas. Texturas formadas por ceniza y lava expulsada por los volcanes, que forman una especie de cemento, aunando los cantos rodados. Estos materiales forman auténticos murallones que desafían los embates del mar y la fuerza erosiva de los vientos que arañan los acantilados. Montes de basalto que ofrecen formas muy peculiares, con paredes cóncavas, que en algunos casos, se elevan como estatuas sobre el perfil de las playas y presentan laderas de colada como si fueran escamas que se sobreponen unas sobre otras, formando pirámides.

Playa de Gijarro

Hoy la impronta de esta ajetreada actividad geológica que tuvo lugar en la Sierra de Gata, queda patente en las formaciones de arrecifes que coronan algunas masas volcánicas que yacen sumergidas en el mar, en las muchas peculiaridades de este territorio; textura de los suelos, variadas tonalidades de las rocas, y en la riqueza mineralógica del lugar, que es, junto con el paisaje y la diversidad biológica, uno de los aspectos más llamativos de este territorio almeriense.

La riqueza mineralógica de la Sierra de Gata, se explica por la intrusión de materiales y por la intensa red de fracturaciones originadas en el periodo postvolcánico. Aunque lo más conocido es la explotación de oro de las minas de Rodalquilar, lo cierto es que son numerosos los minerales extraídos históricamente de la zona, sobre todo cinc, plata y hierro, siendo la Sierra de Gata un verdadero centro minero, cuyas explotaciones se prolongaron a través de los siglos llegando hasta hace poco más de 20 años que se cerraron las ultimas minas.

Pita

El abrupto paisaje volcánico de la Sierra de Gata, se continúa en las dunas costeras, formadas a partir de arenas de origen marino transportadas hacia el interior, y posteriormente acumuladas y modeladas en forma de media luna o barjanes por los vientos dominantes de levante, creando fabulosas formaciones dunares que se extienden paralelas a la línea de costa, es el caso de la playa de Monsúl y otros lugares del parque, donde la arena ha colonizado cerros, campos de pita y espartales.

Nos encontramos pues, ante un paisaje de agrestes y secas montañas, de tierras “inhóspitas” donde, sin embargo, bulle la vida y a la menor descarga de un aguacero, todos a una eclosionan multiplicándose las especies. Así pues, la imagen de desierto y desolación que a primera vista ofrece el territorio al visitante, es solo eso, una apariencia o un espejismos, pues son muchas las especies que habitan en este paraíso natural de la costa almeriense, donde la vida vegetal y animal tiene por metro cuadrado, una de las mayores densidades que se conocen en la Península.

En la amplia superficie del parque, hay varias zonas diferenciadas, una es la costera, de singular belleza, con sus calas aisladas, que se esconden entre los acantilados, dunas rampantes que se mueven con el viento, y playas de media luna de salvaje belleza, que han servido en muchas ocasiones como escenario para filmar películas y anuncios publicitarios que han dado la vuelta al mundo. Otra parte importante del parque, es la franja que yace sumergida bajo las aguas, donde se desarrolla una interesante vida acuática que abarca el espectacular colorido de doncellas, tordos, merlos y reyezuelos, hasta gama de tonos pardos, anaranjados, y rojizos de las distintas especies de algas, anémonas, estrellas de mar y la numerosas comunidades de carácter coralígeno que cubren los suelos y los montes sumergidos bajo el mar. Un desbordante y riquísimo acuario marino en el que abundan muchas especies endémicas, que hacen las delicias de los buceadores que tienen la suerte de poder sumergirse en este inmenso mundo de roca, arena y mar.

RUTA DE LAS NEGRAS AGUA AMARGA

En una recóndita ensenada de la costa almeriense del Cabo de Gata, al socaire de los vientos, recostada sobre cerros de arenisca fosilizada, se encuentra el antiguo pueblo de pescadores de Las Negras. Casas de una sola planta, al estilo árabe, ventanales enrejados, calles estrechas que desembocan en la playa y montes de lava que escupen al mar. Un remanso de paz que se cubre de luz rasante durante el amanecer, cuando el sol irrumpe del mar llenando este rincón del Mediterráneo de hechizo y sal.

De la parte más oriental de la playa, parte una senda que asciende por la ladera del Negrón, tomamos esta y subimos hasta enlazar con una pista de tierra que viene de la parte alta de la rambla. La ruta esta balizada con estacas y las señales blancas y rojas del GR 92. Al final de esta pista, comienza un sendero ancho que atraviesa el barranco de la sierra de Las Higueras y nos lleva, entre palmito y miradores, hasta la cala de San Pedro.

Ya metidos en la ensenada, entre algarrobos, higueras chumbas, arbustos y palmeras, lo primero que encontramos es el Castillo de San Pedro y junto a él, se halla el único manantial de este recorrido, una fuente que mana abundantemente de la roca, y lo hace en todas las estaciones del año, abasteciendo de agua a los asiduos visitantes de la cala y los viajeros que van de paso camino de Agua Amarga.

El Castillo de San Pedro, medio vencido por el paso del tiempo y el abandono, mira con nostalgia el mar y vigila atentamente la ensenada, con su playa de arena fina, donde se tuestan al sol aventureros venidos de todos los rincones del mundo, que se instalan, en este paraíso terrenal, por unos días, para disfrutar del agradable clima, del agua turquesa del Mediterráneo y de la libertad que en este lugar se percibe como en ningún otro de esta costa.

Palmeras africanas

Abandonamos San Pedro, por la torre cilíndrica, el camino sube en zig-zags por la ladera este de la ensenada, al llegar a la parte alta de Punta Javana, descubrimos un espectacular mirador el cual nos permite tener una panorámica de ciento noventa grados, de todo el Parque Natural del Cabo de Gata-Nijar. Nos acompañan extensas planicies, altos acantilados, ramblas que se hunden en el desierto y cerros que se adentran en el mar. Pasado el mirador, continuamos camino, lo hacemos por entre palmitos, tomillos y espartales que cubren los campos de verdor y llenan de aroma la brisa que sopla en estos lares almerienses.

En un descenso rápido llegamos a la rambla del Plomo, donde el mar a formado una especie de media luna, llenándola de negra arena procedente de los volcanes, esta se remansa sobre los cantos arrastrados hacia el mar por los aluviones que bajan con las tormentas por la rambla. El blanco casería del Plomo, los cañaverales, algunas huertas con olivos, naranjos, algunos granados y unos pocos eucaliptos que crecen en medio de la rambla, dan a este salvaje lugar, una pincelada de color. La Cala del Plomo se halla apartada de la civilización y de las carreteras asfaltadas, y son las ruinas de los viejos cortijos y el silencio que reina en este paraje, lo que la dan un aire de misterio y grata soledad, cosa que es muy apreciado por las visitantes que se acercan hasta este rincón.

Ascendemos unos seiscientos metros por la rambla y tomamos de nuevo el sendero que parte por nuestra derecha, para bordear el cerro de la Higuera y entrar en la cala de Enmedio, abierta en la roca volcánica con la ayuda del mar y los torrentes. Un lugar este imaginado solo en los cuentos, donde el ser humano se siento perplejo frente a la creación de la naturaleza, donde el mar y el viento han esculpido en la roca fósil hermosas formaciones, creando una especie de museo al aire libre de esculturas.

Abandonamos la cala de En Medio por la rambla siguiendo el camino que hemos traído, a unos doscientos metros, por la derecha, arranca un camino bien marcado que sube hasta lo alto del cerro donde este se une con el camino principal. Al poco rato llegamos a la cima del acantilado, desde este punto se tiene una amplia panorámica de la bahía y el pueblo de Agua Amarga que se extiende por la depresión de la rambla. El sendero desciende por el viejo búnker de vigilancia costera, las cuevas escavadas en la roca de arenisca que antaño servían de viviendas y baja hasta la playa, donde nos espera un mar tranquilo, numerosos  chiringuitos y terrazas, donde sirven suculentos aperitivos de pescado fresco, paella y zumos naturales hechos con las frutas tropicales que se cultivan en la zona.

Mapa del recorrido Las Negras Agua Amarga

CÓMO LLEGAR

Son varias las posibilidades de acceso desde la Autovía del Mediterráneo (E-15; N-340), para acceder al Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Todas ellas están debidamente señalizadas y se corresponden con las poblaciones existentes en el interior del Parque. Carbonera, Agua amarga, Las Negras, Rodalquilar, San José y Cabo de Gata.

TRANSPORTES

Autobuses ALSA. Tel.: 902 42 22 42.

Autocares Bernardo. Tel.: 950 25 04 22.

DIRECCIONES Y TELÉFONOS DE INTERÉS

Oficina de Turismo de San José. Tel.: 950 38 02 99.

Oficina del Parque Natural Cabo de Gata. Tel.: 950 38 97 42.

Centro de Visitantes Las Amoladeras. Tel.: 950 16 04 35.

Oficina de Medio Ambiente en Rodalquilar. Tel.: 950 38 97 42.

Federación andaluza de montaña. Tel.: 958 29 13 40 / 607 62 03 98.

BIBLIOGRAFÍA

Andar por Cabo de Gata, Agustín García Martinez. Ed. Libro Penthalon. 1993 Madrid.

CARTOGRAFÍA

Mapa Guía Excursionista Cabo de Gata-Nijar. Escala 1:50.000. Editorial Alpina.

CONSEJOS PRÁCTICOS

Conviene llevar agua, en el recorrido solo hay fuente en la cala de San Pedro. Zapatillas cómodas para caminar por terrenos erosionados, crema solar, gorra y gafas de sol.

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