EL CERVUNAL, UNA OSADA MONTAÑA DE GREDOS

Ascendiendo al Cervunal

Hay montañas que son invisibles, apenas reparas en ellas. La mayoría porque no son muy altas, son fáciles de subir o, como en el cine, porque casi todo el mundo va a ver la misma película.
Que pocas personas suben en Gredos al Cerro de los Huertos. A pesar de ser la primera montaña que ven desde el mirador de los Barrerones casi nadie la conoce. Apenas nadie la sube, con lo elegante que es en invierno la Canal de la Pluma y el pequeño circo glaciar que se encuentra antes de la cima.
Algunas más suben al Cervunal o Cabeza Nevada y se encuentran con una de las vistas más amplias y hermosas de Gredos, porque lo ves casi todo: el Almanzor, la Galana, el Gargantón, el Cerro de los Huertos, Cinco Lagunas, el Picurucho… Es una montaña muy parecida al Morezón, un tanto rechoncha pero con una caída impresionante del lado de Cinco Lagunas.

El gutre y la laguna bajera

La subida al Cervunal por la cuerda desde Navalperal es sencilla aunque un poco larga, unos once kilómetros hasta la cima. Se puede hacer un descanso en el refugio del Cervunal tan cómodo como el de La Barranca. Te sientas y ves la Serrota, la Sierra de Bejar, incluso Navacerrada que ya queda un poco lejos.
La verdad es que hay dos Gredos, el de los fines de semana bullicioso, apelotonado (existe un dicho: si no sabes donde está el Almanzor, sigue a la gente) y luego el de diario donde apenas te encuentras a nadie. Donde el único ruido que oyes es el del agua del deshielo, el de las piedras que caen cuando se funde la nieve o los silbidos de las cabras.
El martes hizo demasiado calor así que decidimos bajar por las Cinco Lagunas aún heladas aunque ya empieza a adivinarse en los bordes el color azul turquesa del deshielo. Con las ganas de meter los pies en el agua ni siquiera nos acercamos a la portilla del Pluviometro que sería la bajada más lógica.
El agua estaba tan fría que recordaba lo que una vez me dijo una mujer en Valero cuando le pregunté por una fuente: «está tan fría que si metes las manos en el agua solo puedes contar hasta diez». Esa tarde en Cinco Lagunas viendo de frente el Gutre y el Picurucho reflejados en el agua apenas pude contar hasta seis, catarro incluido. Después, cuatro horas de regreso por la garganta del Pinar hasta Navalperal. Una lástima que cerrasen el bar. Cuanto vamos a echar de menos su chimenea en los inviernos.

Cerro de los Huertos

Acabamos tomando una cerveza en Barco y puede que tengáis razón en lo que decíais, que nos estamos haciendo mayores subiendo estas montañas pero como canta Bruce Springsteen: «time and memory fade away. We got our own roads to ride and chances we gotta take, we stood side by side each one fighting for the other…»

Bajando a Cinco Lagunas

Cinco Lagunas

Descendiendo

La Galana

La Mira al fondo

Laguna Majalaescoba

Texto de Enrique Galindo, fotografía de José Luis Sancho y Enrique Galindo

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