LAS HURDES UNA TIERRA EN PRIMAVERA

Valle del Esperabán

La comarca de Las Hurdes se sitúan en la parte sur de la barrera natural que separa el Norte de Cáceres y el Sur de Salamanca y la meseta; el territorio está formado por una sucesión de cadenas montañosas, prolongación hacia el oeste del sistema Central, que tiene su continuidad en la Sierra de Gata, para adentrarse en territorio de Portugal a través de la Sierra de la Estrella.

El río Esparabán se une al río de Los Ángeles en la población de Pinofranqueado, cabeza de municipio. Este río nace en las zonas altas del Puerto del mismo nombre y desciende por un ancho valle, en el cual se asientan algunas de las alquerías hurdanas más representativas ybellas, rodeadas por insólitos parajes montaras y agreste, cubierto por una exuberante floresta.

Alquería del Castillo

Nada más partir del municipio valle arriba, nos encontramos a nuestra izquierda con dos alquerías, La Muela, y El Robledo, cuyo nombre se repite en otras aldeas de Las Hurdes, estos nombres nos traen a la memoria los antiguos bosques de robles y encinas que cubrían estas sierras, de los que por desgracia quedan muy pocos. Continuamos por el valle, para encontrarnos con la alquería del Avellanar situada en un pequeños subvalle, en sus proximidades se encuentran las ruinas de Corrales del Moral. Una pequeña alquería de la que tan solo quedan los herrumbres de las paredes y los Solares de las casas abandonadas. El Avellanar se halla enclavado en unos parajes de gran belleza, en los que la riqueza ecológica es algo extraordinario.

Río Esparabán

Mas hacia el norte y siempre valle arriba, se encuentra la alquería del Horcajo, enclavada tambien en un subvalle, en pleno corazón de la sierra, rodeada de bancales, en los que crecen castaños, olivos, lino y todo tipo de legumbre, además de numerosos árboles frutales, En los terruños cercanos ramonean las cabras y algunos burros. Pero es en la otra margen del río donde se halla una de las alquerías más representativas en lo que concierne a la arquitectura tradicional hurdana, El Castillo, con casas íntegramente de pizarra; contriciones redondeadas, escasos ventanales, y anchos muros, todos ellos sin revocar. Techos y ventanales rematados con madera de roble y castaño, lanchas sustituyendo a las tejas, callejuelas estrechas y retorcidas, similares a los barrios árabes. Todo ello no es un reflejo de pobreza, sino que corresponde a una concesión de la vivienda, la socioeconomía y el clima del lugar. En las proximidades de El Castillo se encuentra el paraje denominado La Zambrana, donde se puede apreciar importantes petroglifos de la Edad del Bronce. Es precisamente por estos parajes donde se encuentran las zonas más interesantes en las que se conservan partes del bosque autóctono, que antaño cubrían las tierras de las Hurdes, Robles, encinas, madroños. Parajes todos ellos con nombres muy significativos, La Pared de los Moros, El Regato del Moro, La Umbría del Moro, todos ellos guardan entre sus piedras y cuevas innumerables relatos primitivos, llenos de mitología y misterio.

Alquería del Castillo

Las Erías es otra alquería del valle y se asienta también en la misma margen del río que El Castillo. Al acercarse a sus construcciones se tiene la impresión de estar ante un pueblo amurallado, todas la casas dan la espalda al exterior y se entra en la misma por un arco, por supuesto de lajas de pizarra. La arquitectura tradicional hurdana, tiene en esta aldea al igual que en algunas otras alquerías del valle su máximo esplendor, sus calles son una joya del tiempo pasado, recónditas y bellas, donde el tiempo sólo hace acto de presencia para recordarnos el duro pasado. Balconádas de madera cubren los escasos trozos de cielo que dejan ver las estrechas calles y se cimbrean sobre el silencio del paisaje.

Cerezos en flor

La Aldehuela, es otra alquería próxima, la más alta de este valle, y se encuentra encaramada casi en el mismo puerto, en sus proximidades se encuentra un espectacular resalte de roca, por donde el río Esperabán lanza sus aguas. En esta alquería se celebran en la nochebuena, ciertos rituales entroncados con los petitorios de ánimas, de gran tradición y belleza colorista, además del valor antropológico y cultural.

Meandros del río Eperabán

pinofranqueado-09

Avallanar

Fotografía de Manolo Santervás Martín

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