LAS ANDANZAS DE UN AVENTURERO
POR LAS ANTÍPODAS

Texto de David Uriel Español Bastos

El viaje de «navidad» que os comentaba en el anterior correo…. wonderful!!… Purificándome en todos los sentidos. Me pase todo un mes como un autentico salvaje haciendo traking entre montañas, selvas tropicales, bosques inmensos y playas de ensueño… Sin objetivos fijos, fuera reloj y horarios…simplemente dejándome llevar y gozar de la Natura. Continuando la aventura por fechas de año nuevo haciendo kayaking por las playas del Mar de Tasmania, este año nuevo en la playita a 35 grados, y que playas… Paréntesis, un poco de civilización, cogorza navideña en una quedada con la gente de la escuela de ingles y vuelta a montaña.
Abriendo la mente compartiendo momentos con gente de un sin fin de lugares…desde Alaska hasta Israel. Y lo mas importante de todo, disfrutando yo frente a la Mamma Terra, nadie más…abriendo aun mas las alas…

Ya a tan solo dos semanas de dejar de tener la sangre en la cabeza y acabar de dar la vuelta al mundo. Recorriéndome el hemisferio oriental con parada en China para venir, ahora toca por el hemisferio occidental, parando en «Yankilandia» a la vuelta…Si lo piensas…es increíble no!!! Tambien mi cabeza dividida en dos hemisferios, uno mirando de reojo hacia Spain y el otro que aun tiene los pies in the kiwi Island. Cuando uno sabe que se queda en un lugar for long time it’s all right, pero cuando uno tiene fecha de vuelta con objetivos y planes concretos estos últimos días son «raros». Pero aun así exprimiendo al máximo mis últimos días por las Antípodas. Tanto es así que los últimos diez días los pasare viajando por la isla Norte: tierra de volcanes, géiseres y playas paradisíacas. Pero ahora es tambien momento de reflexiones de todo lo vivido, el «saco de experiencias» que me llevo en mi mochila de nuevo de otro lugar del mundo conocido. Porque creo que asimilar y digerir las cosas es una parte muy importante al viajar. Quizá me atrevería a decir la mas importante, para poder aprovechar e integrar todo lo vivido «nella testa».
Como dice Ryszard Kapuscinski: el viaje no empieza cuando nos ponemos en ruta ni acaba cuando alcanzamos el destino. En realidad empieza mucho antes y precisamente no se acaba nunca, porque la cinta de la memoria no deja de girar en nuestro interior por más tiempo que lleve nuestro cuerpo sin moverse de sitio. A fin de cuentas, lo que podríamos llamar «contagio de viaje», existe, y en el fondo es una enfermedad incurable….Siento comunicaros peoples….que padezco esta enfermedad junto con la de «hambre de conocimiento», jeje.

Papatuanuku, la Madre Tierra y Ranginui, el padre Cielo estaban inseparablemente unidos, y sus hijos vivían entre ellos en la oscuridad. Los hijos de los dioses, Tanamahuta, Tawhirimatea, Rongomatane, Haumiatiketike y Tangoa (los dioses de los bosques, vientos, batatas, plantas y océanos) se habían cansado de vivir entre tinieblas y estaban ansiosos de ver la luz del día. Decidieron que el único modo de hacer realidad su ansiado deseo era separando a sus padres por la fuerza. Tanemahuta acepto el reto de separar a sus progenitores y lo consiguió empujando a Ranginui hacia arriba, remontándolo hacia el cielo, y colocando a Papatuanuku en la tierra de forma permanente. De este modo, los hijos de los dioses vieron la luz por primea vez. Enfurecido por el acto de Tanemahuta contra sus padres, Tawhirimatea decidió permanecer junto a Ranginui, su padre. Para castigar a sus hermanos, Tawhirimatea envió encolerizado a sus hijos, que eran huracanes y tornados, para que asolaran bosques, batatas, plantas y océanos. Temerosos de la ira terrible de Tawhiriatea y sus hijos tempestuosos, todos los hermanos se escondieron y se aferraron de inmediato al pecho de su madre, Papatuanuku, en busca de protección.

La Creación del mundo según la mitología MAORI.

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