UN DELICIOSO VIAJE POR LA DESEMBOCADURA DEL GUADIANA

El Rincón del Trotamundos. Luis Hdez Leal. 10/12/2007

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Todas las desembocaduras de los ríos peninsulares en el Atlántico tienen un encanto especial, una luz singular y unos entornos únicos. Así sucede, por destacar algunos, con el Duero en Oporto, con el Tajo en Lisboa, o con el Miño en La Guardia. El Guadiana no iba a ser la excepción. Para quienes conocen la desembocadura del Río Águeda en el Duero a la altura de Barca d´Alva, en la frontera de Castilla y Portugal en la provincia de Salamanca, el paisaje de colinas onduladas, un entorno amable, y bañado por las aguas remansadas de un río domeñado por los embalses aguas arriba, con total seguridad que le resultará familiar. Igual de familiar que le resultará la aparente incomunicación entre dos pueblos que forman un todo en el paisaje y que, a falta de puente que les una, hay que recurrir a un barquero para alcanzar la otra orilla.

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Y este hecho, la barca y el barquero, es el que marca el encanto de la visita a estos dos municipios. Dice Saramago en su «Viaje de Portugal» que «cuando el viajero estaba en Alcoutim, vio sobre un monte altivo un castillo redondo y macizo, con más aire de torre amputada que de compleja construcción militar. Por la amplitud de las perspectivas valdría la pena ir hasta allí, pensó. No fue. Creía, engañado por la perspectiva, que el monte estaría aún en territorio portugués. Pero para llegar sería necesario cruzar el Guadiana, contratar barquero, mostrar el pasaporte, y eso sería ya otro viaje. En la banda de allá está Sanlúcar, y es otra el habla. Pero las dos villas, puestas sobre el espejo del agua, se verán como espejo una de la otra, la misma blancura de las casas, los mismos planos de pesebre navideño. En risa y lágrimas, tampoco debe ser grande la diferencia».

Nunca tan cerca y siempre tan lejos ha debido ser la divisa de estos pueblos al que la presencia del barquero le confiere la categoría de frontera única en toda la Raya. Única como todas, de acuerdo, pero de otra manera. Porque en más de 40 kilómetros, aguas arriba y abajo, y hasta Vila Real de San Antonio, no hay puente que una. Frontera única, porque en ninguno de los pasos fronterizos que jalonan la frontera, desde Galicia a Andalucía , levantando el brazo se acerca desde la otra orilla la barca y te transportan. Desde el «cais» de Alcoutim o desde el muelle de Sanlúcar en cinco minutos los médicos y enfermeras del lado andaluz cruzan a Portugal y desde éste los jornaleros y trabajadores de la construcción inician su jornada de manera singular: al abrigo de las brumas del río, del capricho de las crecidas, de las corrientes y del clima. No hay una frontera más singular porque además está viva. Y en medio de la corriente, ni en España ni en Portugal, barcos provenientes de toda Europa que atracan al abrigo del invierno y aprovechan la ventaja de disponer a su antojo de tres estilos de vida: el suyo propio en los barcos, el español a estribor y el portugués a babor; o viceversa porque como están en el medio y al amparo de la corriente les da lo mismo.

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Desde Alcoutim una carretera, más bien una cinta asfaltada que no aparece dibujada en los mapas de carreteras, discurre paralela al río Guadiana y la vega que se extiende a sus orillas. Los barcos se acomodan en sus meandros y pueblos como Guerreiros do Río, a la misma orilla, muestran en el museo la historia pasada de un río que ha servido como frontera, fuente de vida, de trabajo y de contrabando a lo largo de la historia. Después de Guerreiros, Odeleite, donde cinta asfaltada y río se separan un tanto, Azinhal, Montinho da Vila, Castro Marim y Vila Real de San Antonio ya en la desembocadura con su estructura de calles pombaliana pero a una escala menor que las de la Baixa en Lisboa.

Aguas arriba del Guadiana , desde Alcoutim merece la pena una visita a Mértola. Mértola en el límite del Alentejo es uno de los pueblos más atractivos de Portugal con talleres de artesanía, arquitectura de clara influencia y origen árabe, ruinas romanas y sobre todo un idílico emplazamiento a orillas del Guadiana.

Allí, en la misma orilla, se alza la Torre do Rio construida en época romana para la defensa del puerto fluvial. Remontando una de las empinadas subidas desde el río se llega a la parroquia de Santa María, una antigua mezquita que conserva intactos los arcos de herradura y el minarete que señala la Meca. En Mértola se encuentra la Casa del Parque Natural do Vale do Guadiana , en la que la falta de información y contenidos ofrece una imagen un tanto decepcionante de lo que tendría que ser uno de los valores turísticos más importantes de la zona.

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Como ir

Habiendo la misma distancia desde Salamanca a Alcoutim y Sanlúcar de Guadiana, sin embargo es preferible optar por el municipio portugués ya que es el que dispone de alojamientos. Lo ideal es incluir la visita a Alcoutim desde un recorrido que se planifique para visitar las vecinas Mértola, Beja y Serpa, en el Alentejo. Si se opta por hacerlo dentro de una visita al Algarve una vez que se cruza el Puente Internacional sobre el Guadiana hay que tomar la salida hacia Castro Marim. Desde allí una carretera paralela al río Guadiana nos lleva a Azinhal, Odeleite, Guerreiros do Rio y Alcoutim. Entre estos dos últimos municipios la carretera se convierte en una cinta asfaltada junto al río que no aparece reflejada en los mapas.

Para dormir

Sólo por despertarse en el marco del río Guadiana a su paso por Alcoutim merece la pena alojarse en este municipio. El Albergue de Alcoutim es uno de los más atractivos de Portugal. Tel. 351 281 546 004. alcoutim@movijovem.pt

 

One thought on “UN DELICIOSO VIAJE POR LA DESEMBOCADURA DEL GUADIANA

  1. Felicidades por el reportaje, Manuel y Luis. Habéis captado muy bien la apacible atmósfera que se respira en este tramo final del Guadiana desde Alcoutim a la foz. Muy buenas las fotos.

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