EL MUNDO MÁGICO DEL INTERIOR DE LA TIERRA

Espeleobarranquismo en Valporquero

Texto de Manolo Santervás: Fotografías de David Coca y Manolo Santervás

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En el norte de León, España, cerca de Vegacervera se encuentra lacueva de Valporquero. Una cueva que se puede ver siguiendo una visita turística como hicimos la pasada primavera. Ya de por sí, la vista es espectacular y el mundo mágico del interior de la tierra con sus formaciones caprichosas, con sus matices y tonalidades asombrosas bien merecen una visita.

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Pero durante el recorrido nos enteramos de que era posible realizar la visita a la cueva «de otra manera», recorriendo el río y haciendo una mezcla de descenso de cañones y espeleología. «Esto hay que probarlo» y en septiembre allí nos plantamos dispuestos a comenzar esta aventura. El recorrido lo hicimos con una empresa de aventuras llamada Guheko, que lo tienen todo bien organizado con instalaciones fijas en los puntos necesarios y monitores que acompañan a los grupos.

La diversión comienza al embutirnos los trajes de neopreno que parecen demasiado pequeños para entrar en ellos, casco con luz, arnés, descensor, risas nerviosas…. Entramos a la cueva de nuevo, sólo que en esta ocasión el camino a seguir es otro… en un momento nos apartamos de las luces de la visita turística y comenzamos a bajar, medio destrepando, medio saltando hacia el río. Hay vaho por todas partes, no vemos demasiado hasta que nos acostumbramos….

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Hay que meterse al agua, y no está demasiado caliente, mas bien está bastante fría. Llegamos a un salto y no queda más remedio, hay que zambullirse y nadar, comenzamos una especie de gymkana acuática con rápeles, saltos, sifones, toboganes, trepadas…. Hay que decidirse a saltar en la siguiente poza, son 5 metros, pero a oscuras da cierta impresión…1, 2 y 3… bufff el agua sigue muy fría, ¿cómo será esto sin neopreno?

Hay un total de 8 rápeles en el recorrido, cuatro dentro de la cueva, dos en la salida y dos en el cañón fuera de la cueva. La salida es llamada la «M» porque debes trepar por una escala, hacer un rápel, trepar otra y rapelar de nuevo, todo por un recorrido muy angosto y a veces un poco claustrofóbico. Una vez fuera de la cueva esperan dos rápeles en un entorno grandioso, el primero al lado de una cascada, sobre una poza y es un descenso aéreo y el segundo en una especie de desfiladero sobre otra poza. Baño para todos en el río al final, han quedado atrás emociones y diversión, todos prometemos volver en la época del deshielo ¡¡tiene que ser una pasada!!!

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