SOLO EL QUE SE ARRIESGA TIENE LA POSIBILIDAD DE ACERTAR

BAJO LA LLUVIA EN FRANCIA

Eva Rodríguez

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Después de un mes de sol caribeño en todo el centro de Europa, el sábado pasado comenzamos las vacaciones, saliendo de París, y con rumbo al sur de Francia. El objetivo era escalar en Les Calanques -cerca de Marsella- o en el cañón del Verdon, que tampoco quedaba lejos. El viaje se hacía pesadísimo, así que sobre la marcha decidimos dividir la semana en dos etapas, y pasar unos días en el Parque Natural de Vercors.

Dormimos en Grenoble, y a la mañana siguiente acampamos en Choranche, nos hicimos con una guía de las vías de Presles y atacamos una de 250m bajo un sol abrasador y con miedo de deshidratarnos! A parte de Presles, que quizá sea una de las paredes más conocidas, la zona ofrece cantidad de territorio escalable (yo lo dejo caer, por si alguien se anima…) además de multitud de posibilidades para espeleología, canyoning… en fin, que las vacaciones no tenían mala pinta. Al día siguiente dividimos la jornada entre una vía más breve y una visita a las cuevas de Choranche (que por lo que nos contaron pasarán a formar parte del patrimonio de la Unesco a finales de año), son francamente impresionantes, ofrecen fenómenos únicos en Europa. Al atardecer vimos los últimos rayos de sol de la semana… aunque claro, eso lo descubriríamos más adelante.

Al día siguiente, martes, si recuerdo bien, era la jornada de descanso, compramos más guías, estudiamos posibles desplazamientos -las opciones eran fundamentalmente seguir al sur hacia Calanques y Verdon, o cambiar de camping y buscar parajes más montañeros para intentar una vía en el Mont Aiguille- y visitamos los pueblecillos de la zona -esto último no lo recomiendo demasiado, después de haber recopilado todo tipo de folletos y desplegables el tour resultó un poco decepcionante, y mi rincón favorito sigue estando frente a las casas colgantes de Pont-en-Royans-. Lo cierto es que las nubes habían ganado terreno, y pasamos de un tiempo inestable a la estabilización de los chaparrones.

Aprovechamos una mañana lluviosa para hacer espeleología -me encantó la experiencia- y después, en una maniobra un poco desesperada, bajamos hasta Marsella confiando en ese microclima del que la gente habla, y en que llueve sólo 17 días al año… pues enhorabuena! les quedan sólo 16! lo cierto es que a partir de ahí el tiempo empezó a vacilarnos, llegamos con sol, montamos tienda, compramos guía, y antes de irnos a dormir se desata un temporal… que no nos permitió ni descubrir la Provenza al día siguiente.

Tras estudiar y cotejar pronósticos del tiempo la idea más viable parecía regresar al norte, así que pusimos rumbo a Borgoña. Hicimos noche en Cluny, y a la mañana siguiente, tras visitar la abadía aún bajo el sol, nos dirigimos a Cormot donde teníamos previsto escalar -eso sí, tras haber coleccionado al menos tres guías distintas en una semana esta vez nos fiamos de las indicaciones de un paisano que conocía la zona como la palma de su mano-. Como podéis imaginar, el cielo se oscurecía y no conseguimos hacer prácticamente nada… eso sí, para darle emoción al asunto la cuerda se enganchó bajo una tormenta cerrada, y nos tocó internarnos en un bosque… (digamos adolescente, para no hacerle la competencia a aquella travesía memorable por el bosque joven de la Sierra de las Quilamas en España, de la que siempre me acuerdo sonriendo)… después nos encaramarnos a la pared completamente empapada para alcanzar el sendero que la recorría por la parte superior, localizar la cuerda y recuperarla desde arriba -por cierto, precisamente en ese momento dejó de llover!- en fin, que parecía el preludio de un marrón de los de los bueno tiempos, pero al final conseguimos salvar los muebles, llegar al coche, y poner rumbo a París un par de días antes de lo previsto… lo que tampoco estuvo mal, jornada de turismo urbano el sábado y visita al Museo de Orsey -que alberga en estos días una exposición de la escuela de Fontainebleau, para abrir boca!- alguién se imagina dónde acabamos el domingo? Precisamente allí, en Fontaineblau, refugiados entre rocas del fervor electoral que invadía la capital de la France -y mejor me abstengo de comentar los resultados…- me estoy convirtiendo en una maníaca del boulder!! ya sabéis que os esperamos aquí, a ver si envío alguna foto para que os entre el gusanillo…

En cierta ocasión, hablando del tiempo y sus traicioneros pronósticos, un sabio asturiano decía de su tierra que sólo el que viene acierta… pues nada chicos, seguiremos intentándolo, a ver si a la próxima atimos!!

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