UNA NOCHE DE AVENTURA EN LA SENDA DE ASOTÍN

Este fin de semana nos fuimos a Picos de Europa César y yo con el objetivo de hacer la canal ancha del Friero (foto 8403, como véis con poca nieve para subir por ella). En Cordiñanes mientras nos cambiábamos a las ocho y pico de la noche, llegaron un par de vascos (Iñaqui y Pachi a partir de ahora), que nos preguntaron a dónde íbamos y cómo se iba para la vega de Asotín.

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Acabaron de cambiarse como medio minuto antes que nosotros y salieron delante nuestra. Nada más salir del pueblo hay que coger un desvío hacia arriba en busca de la senda de la rienda. Iñaqui y Pachi se lo pasaron, así que les dimos unas voces para que subieran. Nosotros empezamos la empinada y vertiginosa subida a la rienda (foto 8417), y ya vimos algo raro: solo Iñaqui volvía a coger el desvío y Pachi tiraba campo a través (¡¡¡ en picos de europa!!) a buscar el camino. Desde arriba, vemos aparecer al rato a Pachi… ni rastro de Iñaqui… Bueno, ahora le esperará… tiramos hacia el bosque antes de que se hiciera de noche y a mitad de bosque nos alcanza Pachi, que vino corriendo detrás nuestro para no perderse… llegamos a la vega de Asotín ya claramente de noche. ¿Dónde está tu colega?… ahora vendrá…. Que no viene…. Que Iñaqui no aparece… Montamos la tienda, cenamos (chorizo del pueblo de césar) y Pachi ya estaba metido en el saco a un metro de nuestra tienda (por si llovía porque se veía relampaguear y se escuchaba algún trueno lejano, y él no traía tienda…),de Iñaqui ni rastro. Pachi estaba tan preocupado que ya roncaba cuando nos fuimos “a la cama”.

Puse la alarma a las 6 (o eso creía, vamos lo que hice fue retrasar el reloj 1 h y 20 minutos) y a eso de las 5 y media de la nueva hora incorrecta ya estaba Pachi dando voces: Iñaquiiii!!!! (al lado de la tienda, vamos que no hace falta despertador). Iñaqui durmió tirado en un pedrero porque se extravió en el bosque (con compañeros así mejor ir solo) y llegó como si tal cosa (una noche romántica decía). Recogimos la tienda y tiramos hacia collado Jermoso (creyendo que eran las siete y vamos que eran las ocho y veinte). Subimos por la canal honda y las traviesas para coger el argayo congosto muy arriba. Esto nos permitió no pisar demasiada nieve y llegar en dos horas y media.

Llevaba ocho pilas recargables y ninguna funcionaba en la cámara de fotos pequeña, con el pedazo mochilas que llevábamos y encima ni una foto. La nieve era costra, de hundirse hasta la rodilla o no hundir apenas nada y avanzar un suplicio.

En el refugio, dejamos las cosas y tiramos hacia el Llambrión. Nos llevó dos horas llegar al jou del Llambrión, llevábamos una pájara encima de época, bebimos toda el agua, comiendo nieve y hundiéndonos a cada paso, sufriendo por turno al abrir huella. Comimos un par de barritas, una pastilla de glucosa y sí que deben servir para algo porque empezamos a ir un poco mejor… (bueno, eso y que encontramos unas antiguas huellas que nos permitían hundirnos sólo la mitad que antes). Subiríamos al Llambrión por tiro callejo (allí llevaban las huellas y detrás nosotros). Como siempre llevábamos en la mochila material suficiente para hacer una vía de roca y otra de hielo, con una cuerda de 60m., y pasamos los pasos de roca y una cascada de 3 m y 70º en el tiro callejo sin sacar nada de la mochila (bueno, por lo menos la cuerda la utilizamos a la bajada para rapelar). En la cresta una arista en nieve bastante afilada, algún paso de roca y cumbre a las dos de mi reloj…. Ya se oían truenos y se veía llegar el marrón a pasos agigantados.

Comimos una galleta y para abajo “corriendo” todo lo que se pueda correr en ese terreno, rapel, culo esquí y nos pilla la tormenta de nuevo en el jou, no obstante no cayó demasiado hasta que estuvimos en el refugio. Pusimos todo a secar, comimos (chorizo del pueblo de César), salimos al sol que no daba en nuestra ladera pero reflejaba a ratos en la de enfrente (hacía mas calor fuera que dentro, menuda nevera el refugio).

Son famosos los atardeceres de Collado Jermoso, así que a calzar de nuevo las botas, conseguí que funcionara la cámara de fotos con las pilas del gps (pero no me dí cuenta de que tenía la calidad de imagen en 640 por 480 así que menudos churros salieron, no obstante os mando alguna) y tras ver atardecer, a cenar (¿adivináis qué? Si, si .. chorizo del…).

Como amanecía “tan temprano” pusimos la alarma a “las cinco de mi reloj”, y nos dormimos (vamos yo no lo oí y césar soñó no se qué le decía), salimos tarde otra vez (las 7 o así) y ya hundiéndonos en algunos tramos. Bajamos a Liordes y de allí a Asotín y Cordiñanes. A la vuelta paramos a comer en un pueblo el menú (¿y qué había? Patatas fritas, huevos y …. ¡chorizo!). Total que pasará una temporada hasta que vuelva a probarlo (hasta el sábado me imagino jajaja).

Este fin de semana nos iremos de puente a cabrones, esperemos llevar pilas de sobra, la cámara bien ajustada, utilizar el material que llevemos en la mochila, llevar un reloj un poco mejor, la nieve mas dura, no encontrarnos con Iñaqui y Pachi y comer sano.

Manolo Santervás